lunes, 4 de marzo de 2024

 

EL TESTAMENTO DE SAN MARTÍN

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Extracto del trabajo “El Testamento de José de San Martín” de Norberto Jorge Chiviló, publicado en la revista “El Restaurador” en el número de Marzo de 2014.


El testamento redactado por San Martín, cuando este contaba con 67 años, es un testamento ológrafo, y fue escrito al frente y al dorso en papel sellado (1) como se aprecia en el ángulo superior izquierdo (TIMBRE ROYAL) del mismo.

El testamento consta de 52 renglones, renglones, 29 al frente y 23 al dorso, incluidas las firmas.


Tiene un encabezamiento "presentación", siete cláusulas y un "artículo adicional". En el encabezamiento o presentación, San Martín se declara como persona creyente, al decir en la frase inicial: "En el Nombre de Dios todo Poderoso a quien conozco como Hacedor del Universo".


Acto seguido enuncia sus títulos y declara ser "Generalísimo de la Republica del Perú, y Fundador de su libertad, Capitán General de la de Chile, y Brigadier General de la Confederación Argentina". Destaco que declare ser "Brigadier General de la Confederación Argentina" y esto tiene importancia por el análisis que haré más adelante.


Por último y antes de establecer las cláusulas testamentarias, manifiesta cual es el motivo de la redacción del testamento cuando dice: "qe. visto el mal estado de mi salud, declaro por el presente Testamento lo siguiente". No obstante lo expresado, San Martín, sobrevivirá seis años y medio más a su testamento.



En la primera cláusula, instituye como universal heredera de todos sus bienes a su única hija Mercedes Tomasa ("dejo pr. mi absoluta Heredera de mis bienes, havidos y por haver a mi única Hija Mercedes de Sn. Martín actualmente casada con Mariano Balcarce"), a quien manda en la segunda, que abone una pensión anual de 1000 francos a su hermana María Elena -tía de Mercedes- y a la muerte de ésta una pensión anual de 250 francos a su hija Petronila -prima de Mercedes- y hasta su fallecimiento, confiando en que su hija Mercedes y sus herederos cumplirían esta su voluntad.


Recordamos que a la fecha de la confección del testamento, San Martín, era viudo ya que su esposa había fallecido muchos años antes y su única hija era su universal heredera. En la tercera cláusula, que desde el punto de vista histórico es la más importante, establece un legado con respecto a su sable (2) que lo acompañó durante toda la gesta libertadora, disponiendo que "le será entregado al General dela Republica Argentina Dn. Juan Manuel de Rosas", dando el motivo que lo impulsó a hacerlo: "como una prueba de la satisfacion, qe. como Argentino he tenido al ver la firmeza con qe. ha sostenido el honor de la Republica contra las injustas pretenciones de los Extranjeros qe. tratában de Umillarla". En la cuarta, prohíbe se le haga ningún tipo de funeral, ya que pide se lo conduzca directamente al cementerio sin ningún acompañamiento. La sencillez y la humildad del Libertador demostrada en innumerables actos durante toda su vida se ponen de manifiesto también en esta disposición de última voluntad, pero sí expresa su deseo: "que mi Corazón fuese Depositado en el de Buenos Ayres".


Asimismo en la cláusula siguiente declara no tener ningún tipo de deudas. En la sexta de carácter familiar, se refiere a su hija, nietas y yerno. Manifiesta que sus anhelos han sido siempre lograr el bien de su hija y que se ha visto correspondido por ella ya que lo ha hecho feliz en su vejez. La insta al cuidado y contracción hacia sus nietas "si es que asu vez quiere tener la misma feliz suerte qe. yo he tenido". Igual encargo hace a su yerno -Mariano Severo Balcarce-, destacando la honradez y su hombría de bien "lo que me me garantiza continuara haciendo la felicidad de mi Hija y Nietas".

Por último y antes de la firma y como habitualmente se hace en estos casos, declara nulo y sin ningún valor, todo otro testamento que hubiera redactado con anterioridad.


Después de firmado el documento, lo reabre con un "artículo adiccional" disponiendo "...que el Estandarte que el bravo Español Dn. Franco. Pizarro tremoló en la conquista del Perú sea devuelto a esta República...". (...)


La cláusula tercera, el legado del sable corvo.


Para un militar, en este caso San Martín, no hay elemento más importante que su espada, o en este caso el sable corvo libertador. Ese sable que el futuro Libertador de media América, adquirió en Londres en el año 1811, antes de embarcarse para América, que lo acompañó en toda su campaña militar (4), y que después ya exiliado, estuvo colgado en su habitación, tenía para el prócer un destinatario según manifestara en una carta escrita en 1835: "...mi sable corvo, que me ha servido en todas mis campañas de América, y servirá para un nietecito, si es que lo tengo", pero después vinieron los acontecimientos de la agresión francesa y entonces, no dudó y lo legó definitivamente a Juan Manuel de Rosas "...al ver la firmeza con qe. ha sostenido el honor de la Republica contra las injustas pretenciones de los Extranjeros qe. tratában de Umillarla". El legado está evidentemente ligado al conflicto bélico que la Confederación Argentina había tenido con Francia -segunda potencia mundial en aquél entonces- con motivo del primer bloqueo establecido por la flota al mando del almirante Louis Leblanc, en marzo de 1838. Francia, quería reverdecer sus alicaídos laureles y para ello nada mejor que encontrar un país "débil", como erróneamente consideró a la Confederación Argentina, que accediera a todas sus demandas.


Conocido por el Libertador -residente en Grand Bourg, Francia- el establecimiento de ese bloqueo en el Río de la Plata y la iniciación del conflicto, lo indignó y considerando que ello importaba una amenaza a la independencia de nuestro país, le mandó una carta a Rosas el 5 de agosto de 1838, poniéndose a disposición y ofreciéndole sus servicios, iniciándose así un interesante intercambio epistolar entre ambos personajes que se truncó con su muerte ocurrida el 17 de agosto de 1850.


El Restaurador, teniendo en cuenta seguramente la edad de San Martín, le contestará a ese ofrecimiento, que podría prestar mejores servicios encontrándose en Europa -oficiando como virtual diplomático de la Confederación-, como efectivamente los prestaría en el futuro. En la segunda carta que San Martín le remitió al Restaurador, fechada el 10 de junio de 1839, emitió un juicio categórico y lapidario, contra quienes -como los unitarios- se habían aliado al extranjero, expresando: "pero lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempo de la dominación española; una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer..." (El texto completo de estas cartas fueron reproducidas en revista El Restaurador N° 6).


La actitud valiente y enérgica del gobernante argentino, que no solo no se dejó amedrentar por la actitud de Francia, sino que hizo frente a la injusta agresión hacia nuestra joven Nación, pese a la desproporción de medios que existía a favor de los galos -quienes poseían medios ilimitados propios de una gran potencia- y que con mano firme también venció las conspiraciones internas que se le opusieron, como el caso del levantamiento de los hacendados del sur de la provincia - entre otras-, y la invasión del ejército auxiliar de los franceses al mando del general Juan Lavalle, de seguro conmovieron el corazón y los sentimientos patrióticos del Libertador de media América.

Un poco menos de tres años atrás de la redacción del testamento, había concluido con la firma del tratado Arana -Mackau el 29 de octubre de 1840 la guerra franco-argentina, que se había iniciado a fines de marzo del 38.



El honor nacional no solo no sufrió menoscabo por esa contienda, sino que salió fortalecido por la firma de ese tratado con cláusulas más que honrosas para la Confederación (ER N° 17), pues en realidad significó la capitulación de Francia frente a un pequeño país sudamericano. Rosas pasó así a ser conocido como el gran defensor de la independencia no solo argentina, sino americana. Fue el desarrollo de ese conflicto y de su conclusión en la forma honrosa y favorable a los intereses de nuestra Patria, lo que motivó a San Martín al establecer ese legado.


Pero también debemos decir que siempre fue admirador y apoyó el proceder político de Rosas, ya que éste fue el "brazo vigoroso" que la Patria necesitaba en aquellos momentos al parecer de San Martín, cuando la anarquía y el desorden parecía que iban a adueñarse del país (ER N° 11). Esa adhesión de San Martín a la política de Rosas, nunca decreció y siempre lo puso de manifiesto no solo en su correspondencia con el Restaurador -a quien colmó de elogios en varias oportunidades- sino también con otros personajes de la época como Tomás Guido y Bernardo O'Higgins.


También es de destacar que San Martín cuando en el encabezamiento del testamento, enuncia sus títulos y se declara con el grado militar de "Brigadier General de la Confederación Argentina", era porque se consideraba verdaderamente un soldado de la Confederación, con toda las implicancias que eso conllevaba y se identificaba plenamente con la Confederación de la cual Rosas era creador y principal figura inspiradora y motora.


Toda esa actuación patriótica del Restaurador lo decidieron a legarle su sable, como un merecido y mayor homenaje, que pudo hacer a un contemporáneo.


El escritor Ricardo Rojas, quien no es afecto a la figura de Rosas, en El Santo de la Espada reconoce que "San Martín lega, pues su sable no al gobernador de Buenos Aires, sino al gestor internacional de la Confederación que ha defendido la integridad del territorio patrio, o sea la independencia que San Martín fundara con aquel sable".


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Fuentes: Doallo, Beatriz Celina. "El exilio del Restaurador", Ediciones Fabro, Buenos Aires, 2012. Font Ezcurra, Ricardo. "San Martín y Rosas". Editorial Juan Manuel de Rosas, Bs. As., 1965. Gras, Mario Cesar. "Rosas y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros". Bs. As., 1948. Gras, Mario Cesar. "San Martín y Rosas. Una amistad histórica" con Noticia preliminar de Ramón Doll, Bs. As., 1948. Ramallo, Jorge María. "El Sable de San Martín", Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas N° 20 del segundo semestre de 1959. Saldías, Adolfo. "Historia de la Confederación Argentina", Edit. Oriente, Bs. As., 1975. Sulé Tonelli, Jorge. "La coherencia política de San Martín", Ediciones Fabro, 2007. Villegas Basavilbaso, Benjamín. "Significación moral del testamento de San Martín", Revista del Instituto Juan Manuel de Rosas de Investigaciones Históricas N° 6 de diciembre de 1940.






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